Me abrazó y me besó diciéndome que estaba de acuerdo, que me aceptaba como a su novia, a su mujer, a su fulana, su puta, su esclava. Al salir de allí tuvimos que enfrentarnos a un broncazo de los gordos de mi madre por no decir donde estaba. Él alivió la tensión diciendo que me encontraba algo mala y que me llevó a su casa para curarme, pero que no pudo llamar porqué aún no tenía teléfono. La tirantez entre ellos casi se podía sentir, pero ella le creyó. Luego me contó el motivo de su tensión: nuestras madres(cuñadas entre sí) estaban enfrentadas porqué mi madre consideraba que mi tía no hacía bien sus labores, que lo consentía demasiado. Me pareció una chorrada, ya que mi primo había salido muy derecho y buena gente(aún con sus perversiones), y entendí a que se refería él la otra vez. Antes de irse, él me guiñó un ojo con disimulo y supe que a partir de ese momento yo sería suya. No podía ser más feliz.
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Los dos años siguientes fueron el delirio absoluto: me llamaba todas las semanas para penetrarme en cualquier parte. Le encantaba follarse a una menor de edad, y más siendo su propia prima. Yo iba con las ropas más provocativas para que él enseguida se empalmase, y comencé a llevar mini faldas para ponérselo más fácil aún. Le apasionaba subírmela y apartar el tanga para quedar completamente vestidos pero a la vez tan íntimamente unidos. Me metía mano en las tetas y me las dejaba de un empitone descomunal de tanto tocarlas. Casi siempre lo hacía desde atrás porqué me tocaba mejor, pero probábamos cosas nuevas constantemente. Nos divertíamos con cualquier perversión que se nos pasara por la cabeza. No nos cortábamos un pelo, y yo siempre estaba dispuesta para él, en cualquier momento. Era mi amo y señor, mi veneración, mi dios particular.
Al cabo de esos dos años, comencé a tener unas nauseas y vomitonas que asustaron a todos. Al hacerme un examen médico, saltó la alarma: ¡estaba embarazada!. Sabiendo como sabía quien era el padre, lloré de alegría cuando me lo dijeron. Lo llamé de inmediato para vernos, ya que se lo quería contar en persona. Cuando se lo dije quedó en la gloria y me folló a lo bestia sabiendo que mi sueño de darle un hijo se había hecho realidad. En la familia se armó un escándalo sin precedentes, que nosotros cortamos por lo sano fugándonos juntos a otra ciudad al cabo de poco tiempo. Emprendimos una nueva vida juntos y nos casamos antes de que nuestro hijo naciera. La noche de bodas la pasamos follando como locos, incluso echamos un polvo vestidos con nuestra ropa de casados, sin quitarnos nada. Fue de locura.
Respecto a aquellas sugerencias que él me preguntó aquella primera vez que estuvimos juntos, todas, pero absolutamente todas, las acabó cumpliendo, e incluso algunas más que luego se le ocurrieron. La lista es bien larga. En una ocasión me ordenó que me follase a mi hermano, y volviendo al redil para demostrar que estábamos bien y que ya éramos marido y mujer, quedé con mi hermano a solas y tal como me ordenó me lo follé, descubriendo para mi asombro que él me había deseado en secreto durante mucho tiempo y que le había encantado cumplir esa fantasía. Tras jurar guardar el secreto volví con mi amado esposo y se lo conté todo, dejándolo tan atónito como maravillado. Cuando me ordenó tirarme a una mujer, eligió a una compañera de trabajo de la que se sabía era lesbiana, y como su fiel puta que era la seduje poco a poco, haciendo que luego viniera a por mí, montándonos un show lésbico de lujo con un testigo oculto en las sombras que para nada quería perderse el espectáculo. Una vez fue más lejos y convocó a sus compañeros de curro en nuestra casa para una cena informal. Al cabo de media hora más o menos los llevó a nuestro dormitorio diciendo que tenía una sorpresa para mejorar el ambiente, y menuda sorpresa. Se encontraron conmigo desnuda y atada a la cama dispuesta para que me hicieran de todo. Vaya si me hicieron: durante horas mi mundo se redujo a chupar pollas y a follar con cada uno de ellos, a dejarme chupar y saborear por sus bocas hambrientas. La orgía fue brutal, y literalmente me di un atracón de proteínas. Hubo una vez que vez mejor incluso, en que se puso en contacto con un par de viejos verdes(como los conoció es algo que nunca supe) con instintos pedófilos que se saciaron a mi costa, follándome y haciéndome suya largo rato, y aunque eran ya sesentones, el follarse a alguien como yo les dio fuerzas para pasarme por la piedra por todo lo alto. Algo parecido ocurrió cuando me prostituyó algunas veces con algunos conocidos, que me hicieron unas obscenidades que aún hoy soy incapaz de narrar. Me hice una viciosa que vivía para complacer a mi hombre, para que me hiciera lo que quisiera, como la vez que me pidió follarme al perro de un vecino, un pastor alemán, así que una noche salimos encontrándonos con él. Con disimulo me llevé al animal a un rincón y me pegó un brutal polvo que me hizo flaquear las piernas cuando me corrí. A la vuelta ellos aún seguían charlando y nunca nadie sospechó nada. Como su puta particular lo obedecí en todo, cuando fuera y donde fuera. Adoro entregarme a él de esa manera tan sumisa para que me haga todo lo que se le antoje. Solo él hace aflorar en mí la puta que soy de ese modo.
Hoy día doy gracias por la vida que he tenido, por las cosas que he vivido, por cada momento a su lado. En este tiempo ya le he dado dos hijos, un niño y una niña preciosos, y hace poco he tenido un retraso, por lo que creo que pronto le daré otro hijo más, y reafirmo, como la otra vez, que si él me lo dijera me dejaría hacer por ellos cuando crezcan. Sus deseos son órdenes para mí. Lo mejor de cada experiencia que tuve fue el final: tras cumplir sus órdenes, él venía a hacerme el amor para culminar mis maravillosas sesiones de perversión, para recordarme cuanto nos amábamos, cuanto nos necesitábamos. Después de follarme a la lesbiana vino por mí, lo mismo que después de follarme al perro, a sus compañeros, a mi hermano, a los viejos…Es el mi vida, mi veneración, mi amor, mi esposo, mi mundo, la razón de mi existencia, él lo es todo para mí como yo para él. ¿Cómo podría no serlo?. Es imposible, no concebiría mi vida sin él. Lo amo, lo deseo, lo necesito, lo venero, lo quiero todo mi corazón, pues para algo es, aparte de mi esposo y señor, mi primo del alma…